“Fue algo instantáneo.
Pusiste tus diminutos ojos en mi y supe que mi vida había cambiado
para siempre”. En ese momento, hace 18 años, empezó nuestro amor.
Un amor incondicional, fuerte e indestructible. El amor entre un
padre y una hija. Y desde entonces no ha pasado ni un solo minuto en
que no nos lo demostráramos. No ha habido un solo día en que no
estuviéramos allí, el uno para el otro, confiando, apoyando,
haciéndonos sentir un poco menos solo en este mundo loco.
Eres la persona que lo
deja todo por escucharme y consolarme cuando me encuentro cara a cara
con la pared. La persona que se desvive por hacerme sonreír cuando
tengo un mal día -incluso cuando se tratan de “malas semanas”-.
Eres quien comparte su fortaleza cuando mi dolor no me permite
encontrar una salida, o quien se desvive para que yo sea un poco más
feliz. Eres quien me aconseja que luche por mis sueños, y no importa
que algún día me canse, porque el viene y me recuerda que yo valgo
demasiado como para rendirme. Eres quien me da el mejor consejo
cuando se trata de decidir si acabar o seguir un poco más: “Nunca
te arrepentirás de algo que hayas hecho con el corazón”. Eres la
persona que conoce mis logros, mis alegrías, mis estupideces y mis
miedos, y que con todo, sigue queriéndome. Eres mi persona, y podría
encontrar tantos porqués... Y a pesar de todo ello, no me crees
cuando digo que no podría vivir en un mundo donde tu no
existieras... Porque eres mi mitad, y como tal me miras a los ojos y
sabes lo que siento, pues conoces cada unos de mis pensamientos. Y no
importa cuantos años pasen, ni a cuanta realidad cruda nos
enfrentemos, porque yo seguiré siendo aquella pequeña niña ilusa
de las dos coletitas, la que solo quería ir a caballito de su papi,
porque siempre has sido mi pilar, mi norte, la persona que me quiere
aún cuando ni yo misma me soporto.
Y hoy cumples 51 años,
51 años que comprenden una vida de ilusiones, pequeñas alegrías,
sueños cumplidos y sueños sin cumplir. Una vida que te ha puesto en
situaciones adversas, tristes e incluso injustas, momentos que te han
hecho la persona más desgraciada del planeta, y a pesar de ello,
siempre has seguido adelante, sacando fuerzas de donde ya no te
quedaban. Y lo más increíble e impactante, es que sin ni si quiera
saber cómo, a pesar de todo, has conseguido conservar la pureza de
tu corazón. Y al fin y al cabo, es precisamente eso lo que te hace
ser la persona especial que eres para mi, para todos. Porque eres una
buena persona papá, porque te desvives incondicionalmente por todos
y por todo... Y ese es el motivo por el que siempre serás mi ejemplo
a seguir, por lo que me acepto tal como soy y por lo que -ya hace
tiempo- comprendí la lección más importante de todas, pues no hay
cosa más triste en la vida que el talento mal gastado.
Sé que no tienes muchas
ganas de celebrar nada, puesto que sientes que ahora mismo no hay
nada que celebrar... Porque esta vida injusta te ha quitado sin ni si
quiera pedir permiso a personas que eran imprescindibles, y con
ellas, un pedazo de ti... Pero te quiero, y necesito que hoy sonrías,
por mi, por tus hijos, y por las pequeñas cosas que aún hoy pueden
despertar a la felicidad.
Así que con el deseo de
pasar 50 años más a tu lado, te digo que te quiero. Y te lo digo
con toda la sinceridad que soy capaz de ofrecer. Por estar, por no
fallar, por ser cada día mejor, por ver siempre lo mejor de las
personas, por ser optimista, por luchar, y por todo lo que te hace
ser tan especial, te quiero papá. Feliz Cumpleaños.
No hay comentarios:
Publicar un comentario