martes, 31 de diciembre de 2013

Año nuevo, vida nueva.

Antes abrir el champagne y brindar por el 2014 debemos pararnos y pensar en el año que ha terminado. Y haciendo balanza, puedo decir que por primera vez en mucho tiempo, cierro este pequeño capítulo muy feliz.
Hace 365 días, aferrándome a las pequeñas esperanzas que me quedaban, pedí un gran cambio. Y hoy, haciendo balanza, llego a la conclusión de que mi objetivo se ha cumplido.
He aprendido a vivir como si no hubiera un mañana, a sonreír tantas veces como respiro, a amar como si nunca me antes me hubieran herido. He aprendido que el problema no es el problema, sino la actitud con la que te enfrentas a él, por lo que pase lo que pase: Admítelo, acéptalo, súfrelo, supéralo, olvídalo, recuérdalo, y ríete.
He aprendido que la vida es una sucesión de momentos, y depende de ti cómo los vivas. He aprendido que hay tiempo para todo, el secreto están en marcarte prioridades. Este año le he dicho adiós al miedo, he abierto mi corazón a nuevas personas y a nuevas experiencias -y me he llevado una grata sorpresa-. Una de ellas me enseñó que tienes que dejar que la vida te sorprenda, que no debo perder el tiempo analizando, pues cada emoción tiene algo especial. He aprendido a quererme más a mi misma, a respetarme, a hacerme valer, y ahora sé que soy capaz de cualquier cosa. Persigo mis sueños, y no voy a rendirme, pues mis errores son siempre son mi motivación, no mis excusas. Además, he descubierto que si tus sueños son grandes, es precisamente porque tu capacidad para lograrlos también lo es.
He aprendido a ser positiva, una loca optimista.. Ahora valoro las pequeñas cosas. He aprendido a compartir todo lo que me emociona, a olvidar todo lo que me limita, a explotar lo que me enorgullece y a superar lo que me aterra. He aprendido que la gente no siempre te dice lo que siente por ti, pero siempre te lo demuestra. He aprendido que hay que perdonar, pero no olvidar (si perdonas, cambias la perspectiva, si olvidas, no aprendes la lección). He aprendido de mis errores, pero nunca me arrepentiré de nada que hice con el corazón -un gran consejo de mi padre, por cierto-. He descubierto que cada persona es un mundo, todos tenemos una historia que dice qué hemos superado, y quiénes somos por ello. Por tanto, no olvides nunca de dónde vienes, pero ten alas y vuela alto. Tan alto como puedas, nunca te conformes. Simplemente, marca la diferencia.
Quiero desear un feliz año nuevo a todas aquellas personas que forman parte de lo que soy hoy, a aquellas con las que llevo años construyendo recuerdos, pero también a los que han aparecido estos últimos meses mostrándome que en este mundo loco aún puedes aferrarte a personas que valen la pena. Feliz año nuevo a todos los que aman la vida, y su propósito es seguir disfrutándola, pero sobre todo, feliz año a aquellos que han perdido a alguien, o no se encuentran a ellos mismos... A éstos, decirles que siempre hay un pizca de esperanza, creed que de un día para el otro todo la vida puede dar un vuelco de 380 grados, pues nunca sabes qué te depara el mañana.


A todos... Salud, amistad y amor. FELIZ 2014. 

sábado, 12 de octubre de 2013

A mi me sobraron ganas, a ti te faltó valor.

Sé que tienes muchas ganas de comerte un mundo del que yo no podré formar parte, al menos de momento. Sé que harás balanza y no optarás por mi, pero ¿ves? Lo sé, siempre lo he sabido, y no te culpo. No dejaría que tomarás una decisión diferente. Básicamente porque creo en ti, llegarás lejos... No quiero ser la persona que te impida u obstaculice el camino. Así que lo acepto y lo respeto, pero duele, y como consecuencia... Tu tendrás que aceptar y respetar que al haber escogido, yo desaparezco del mapa.

lunes, 19 de agosto de 2013

OPTIMISMO.



El día amanece gris, los rayos de sol se esconden tras unas nubes que despiertan en mi aquellos pensamientos escondidos.. Las lágrimas rebeldes, los suspiros cansados, las batallas perdidas.. El sol ha desaparecido en un día cualquiera de julio, y con él se ha llevado mi sonrisa permanente.. De repente me encuentro analizando estos últimos años. Recuerdo personas que formaban  parte de mi día a día y ya no están, momentos que me hicieron feliz y la vida me arrebató, sueños y esperanzas que la cruda realidad destruyó... Y mientras pasan por mi mente las continuas veces que caí por el precipicio, o tropecé con una o cien piedras, caigo en la cuenta de que siempre, sin excepciones, conseguí mirar al frente y levantarme. Seguí adelante, y no importaron las injusticias a las que me vi sometida, ni los gritos desesperanzados, ni si quiera importaron mis ganas de acabar con todo.. Porque siempre conseguí aferrarme a la fuerza interior que la vida me enseñó a construir. Y de repente, vuelvo a sonreír. Soy una persona que nunca se rinde. Pase lo que pase, venga lo que venga, soy fuerte. Y me da el ataque de risa, porque también estoy un poco loca, pero sobretodo porque ahora sé que nada ni nadie será capaz de destruirme. La vida ha sido una buena maestra, y yo como buena alumna he aprendido, de todo. Porque lección tras lección, fui marcando mi personalidad. Y estoy muy contenta con ella. Si, me quiero mucho. Creo que valorarse a un mismo es el secreto para ser feliz y así poder regalar felicidad a quien se lo merece. Recalco el “a quien se lo merece” porque precisamente ese fue el temario del libro que es la vida que más me costó aprender, puesto que en una sociedad hipócrita y egoísta al más bueno se le toma por tonto. Y yo fui tonta demasiado tiempo. Pero dicen que todo pasa por algo, ¿no? Quiero pensar que sí, darle sentido a todo, a lo bueno o a lo malo, a lo lógico o a lo irracional, a las pequeñas cosas o a los grandes acontecimientos.. Todo tiene su porqué. Todo tiene sus consecuencias. Todo es importante, porque solo se vive una vez. Y lo que hagas hoy, serán los recuerdos de mañana. Y tus sueños e ilusiones, todo aquello que marcará tu futuro.
Salgo a la terraza y me estremezco, el sol me saluda y sonríe. También ha conseguido hacer frente al mal tiempo. Y así, de repente, vuelvo a esconder el pasado en mi memoria. Me siento observando el paisaje y me enciendo un cigarrillo, ahora pienso en el ahora. La vida es curiosa a veces... Tengo problemas como todo el mundo, a decir verdad me rodean por todas partes, pero soy feliz. Muy feliz. Quizás sea porque a medida que pasan los años, es decir, las experiencias, aprendes a ver las cosas desde otra perspectiva. O quizás sea porque me he enamorado de alguien que es capaz de transformar sus palabras en actos y todo parece más fácil, más bonito, más de color de rosa. Sea por lo que sea, últimamente despierto con ganas de comerme el mundo. Últimamente valoro la vida, no espero el momento indicado.. Cojo cada momento y lo hago perfecto, a mi manera, pero perfecto al fin y al cabo. 
A veces, sin ningún motivo, me da por reír. También lloro cuando lo necesito, pero me río muchísimo. Y aquí está el secreto, el método con el que decidí vivir... Afrontar la vida con optimismo, ser positivo y sonreír, siempre sonreír. Porque el simple hecho de pensar que todo saldrá bien, que pase lo que pase debes seguir adelante, soluciona la mitad de cada problema. Y lo digo con conocimiento de causa. 

viernes, 24 de mayo de 2013

Simplemente tuve que abrir mi corazón para que entraras en él, y convirtieras mi vida en un cuento de hadas.

"Eres mi primer pensamiento al despertar". Y ha sido así durante bastante tiempo, aunque es ahora cuando empiezo a reconocérmelo a mi misma. Quizás he estado esperando -o retrasándolo- por miedo a que descubrieras que me has conquistado, que soy tuya, que ahora ya podrías romperme en mil pedazos... O quizás ha sido por inseguridad, pues ahora ya no puedo permitirme perderte...  O puede que sea por orgullo, porque te estoy entregando mi corazón sin peros ni condiciones, y eso no siempre me funcionó. La cuestión es que estoy aquí, escribiendo -y por tanto, reconociendo- que te quiero. Sí, TE QUIERO. Porque vale la pena arriesgarse, porque voy a darlo todo por nosotros. Y lo hago convencida, pues la paz y seguridad que siento cuando me sonríes es más fuerte que las experiencias pasadas, más fuerte que la distancia, más fuerte que el miedo de volverme a perder entre laberintos sin sentido. 

Te hará gracia saber que estoy escuchando las canciones de aquella noche perfecta. Sí, se han convertido en la banda sonora de mi día a día. Seguramente no puedo dejar de escucharla porque me trae buenos recuerdos... Porque cada nota alta -y las demás también, para qué negarlo- me transporta bajo tus sábanas, teniéndote cerca, dentro de mi, acariciándome, diciéndome que nunca habías sentido algo así... Y me siento única e invencible, como si el universo solo existiese para nosotros, como si nuestro amor fuera indestructible. Y lo es, lo demostramos en muchas ocasiones... Están esos momentos en los que me miras, y no puedo evitar ponerme de los nervios, porque no sé como actuar, porque nunca nadie me había mirado  como lo haces tu... O -es una de mis favoritas- cuando me pones cara de "será posible el morro que tiene, bah, si es que en fondo como no voy a dárselo todo con esa sonrisa de niña buena"... Es indestructible cuando la dominación del cuello del otro se convierte en una competición olímpica -aunque con participantes con mismo objetivo o recompensa, tu ya me entiendes-. O cuando te toco y te tiemblan las piernas, y lo que no sabes es que a mi me basta con que me mires... 
Y entonces vuelvo al mundo real, y el tan utilizado "poco a poco" me acecha, recordándome que no debo precipitarme, que habrá tiempo para todo, que escuche a mi razón. Pero ya me conoces, mi "mundo yupi" es el lugar favorito de los soñadores como yo, y el subconsciente mi más fiel amigo, así que... ¿Porque abandonarlo? ¿Porque no entregártelo todo? ¿Porque no olvidar todas las razones por las que no funcionará y quedarme con la única por lo que sí lo hará? ¿Porque no quererte? ¿Porque no dejar que veas que me estoy enamorando de ti? Porque me estoy enamorando de ti... Locamente. Y eso a lo que llaman locura, para mi, es la única forma sensata de amar.

Así que déjame perder el equilibrio, jugando a darte el mundo, y a verte sonreír... Porque a decir verdad, también "Eres mi último pensamiento del día".


martes, 7 de mayo de 2013

¿Dónde has estado toda mi vida? Con el hombre equivocado.

La vida no es fácil. La gente te hará daño, perderás tus esperanzas y con ellas tu inocencia. Aquella persona a la que amas más que a tu propio ser te romperá en mil pedazos, y posiblemente caerás alguna vez frente a la incertidumbre de no saber qué ni cómo actuar en determinadas ocasiones. Pero a pesar de todo ello, no dejes nunca de perseguir tus sueños, ni te cierres a aquellos sentimientos que tantas otras veces te traicionaron. Recuerda que a pesar de las lágrimas, siempre hubo momentos de felicidad total y absoluta. Así que cuando te encuentres contigo mismo reencontrando sentimientos que pensaste no volverían a aparecer, no los evites. Es cierto que aterroriza pensar que existen de nuevo... Las marcas de la batalla que tantas personas fueron grabando provocan el caos existencial, y el miedo te invade. Pero arriésgate. A veces te atreverás a admitirlo y será demasiado tarde -el cansancio y las cicatrices habrán podido con todo-. Otras veces, por mucho que cueste, sacarás valor y te encararás a esos sentimientos temerosos, y con la suerte de tu lado, asumiendo todos los riesgos posibles, conseguirás el placer que da decir con fuerza y decisión ese "TE QUIERO" que nunca pensabas volver a decir con tanta ilusión, certeza y amor... 

jueves, 2 de mayo de 2013

Siempre formarás parte de mi.

Dos de mayo del 2013... Cuatro años después de tu adiós -prefiero pensar que fue un: hasta siempre- y tu esencia sigue viva. Está aquí, surge de alguna remota parte en esos momentos especiales de la vida, aquellos que deberías estar viendo... Y cuando ésta aparece, cuando tu esencia se apodera de mi, me invaden todos aquellos sentimientos con los que he aprendido a vivir. Sí, la nostalgia, la tristeza, mi amor por ti... El particular enfado con el mundo, mi necesidad de contarte cómo estoy, qué deseo...
Y es que realmente haría cualquier cosa por un último instante, por que vieras todo aquello en lo que me estoy convirtiendo.. Si te tuviera aquí, te contaría los altibajos que está sufriendo mi vida... Te transmitiría la felicidad absoluta que estoy sintiendo con ciertas cosas que están sucediendo, pero también te abrazaría esperando que me protegieras como hacías siempre de todos los baches por los que estamos pasando... Porque contigo era así. Siempre te volcabas en los demás, en su felicidad, la tuya era simplemente secundaria. Contigo nunca encontrabas un pero, eras una mujer única y especial, y lo eras en todos los sentidos, pasara lo que pasara. Supongo que este es el motivo por lo que tu esencia sigue viva, precisamente por eso es prácticamente imposible que tu nombre no aparezca en cada conversación importante.
Lo que quiero decir es que estás aquí, de una manera u otra, en una sonrisa o en una lágrima, y cada uno a su manera, pero estás aquí... Para mi, para todos aquellos para los que siempre, sin peros ni condiciones, tuviste una mano amiga.
Y a día dos de mayo, solo quiero recordarte que te echo de menos, a ti y a tus particulares virtudes... Tú ya sabes de lo que hablo -la fortaleza, la paciencia, la elegancia, la bondad, el equilibrio frente a todo, la clase, tú clase. Así es como todos te recuerdan, sí, “la mujer con clase”. ¿Es gracioso no? Aunque yo prefiero describirte como “mi persona”, “mi ejemplo a seguir”, “mis raíces pero también mis alas -puesto que tú siempre me animaste a que persiguiera mis sueños-”. Y ahora que lo digo, debes saber que me he quedado con tus enseñanzas. Quiero que sepas que soy persistente y fuerte, que voy en busca de todo aquello que quiero. No me rindo, nunca me rindo. Y creo en las personas, ¿Sabes? Es lo que más me inculcaste. Creo en la bondad de la gente, lucho por ella. Soy buena lalita. Como tú... Es verdad que como bien sabes esa “inocencia” -por llamarlo de alguna manera- me causa ciertas decepciones, puesto que siempre espero lo mejor de los demás... Pero creo que a pesar de ello, es nuestra gran virtud. Y diciendo esto puede que parezca algo patética... Pero es que como ya he dicho antes, eres mi ejemplo a seguir. Por eso te necesito aquí, echo de menos nuestras conversaciones...
Y a pesar de ello, cuatro años después, estoy aprendiendo a ser fuerte, consolándome con la idea de que estás en algún lugar escuchando está carta, siendo feliz. Te escribiré pronto, recuerda que te quiero. Siempre lo hice, siempre lo haré.

viernes, 26 de abril de 2013

Las princesas también nos cansamos de tanto cuento.

Algún día no muy lejano, despertarás y no me encontrarás acurrucada en tus brazos. Te invadirá el miedo, la desesperación y el dolor. Entonces pensarás en mi y en todas aquellas cosas que decía o hacía con el único fin de verte sonreír. Descubrirás que fui yo quien estuvo a tu lado pasara lo que pasara. Caerás en la cuenta de que lo daba todo por ti, siempre, sin condiciones, sin esperar nada a cambio. Y en ese mismo instante sentirás el vació que sentí yo el día que deje de creer en ti... Aquella tarde gris en que la palabra "nosotros" desapareció de mi vocabulario. Y cuando llegue el momento, solo espero que dejes de lado el egoísmo que suele caracterizarte, y no vuelvas. No intentes recuperar todo lo perdido, todo aquello que nunca te importó ya llevará un tiempo pisoteado y enterrado. Cuando caigas en la cuenta de tu error ya será tarde para oportunidades. Para reproches. Para la tan típica palabrería. Acepta el hecho de que merezco ser feliz y tu ya no tienes el poder de proporcionarme esa felicidad. Así que cuando después de años y años despiertes y ocurra el tan esperado milagro -pienses en mi-, calla. Reserva esos sentimientos encontrados para ti. Sigue adelante, arrepiéntete si eso es lo que sientes, pero ofréceme algo de respeto, y hazlo en silencio.   

viernes, 19 de abril de 2013

Aférrate a ese magnífico instante, porque a decir verdad, eso ya no te lo quita nada ni nadie.

Hablemos de los principios, de los ideales. Esos conceptos que se encuentran en decadencia -a veces son incluso inexistentes, para que engañarnos-. La cuestión es que esta tarde me he encontrado sentada en el parque, observando a una pareja joven comiéndose a besos, cerca de unos abuelos enamorados -sí, a pesar de la gran cantidad de divorcios diarios, aún hoy podemos pasear y encontrarnos a dos a...mantes que después de 50 años se quieren como el primer día, sorprendente ¿no?- que acompañaban a sus nietos a pasar unos momentos de felicidad infantil -sí, esa alegría que desprenden incluso sin un porqué-...

 
Y he llegado a casa, ¿y que queréis que os diga? Me ha dado por contaros todo aquello que se me ha pasado por la cabeza frente a esa situación. Y la cuestión es que me he enfadado. Sí, habéis leído bién. Me enfada vivir en este mundo loco, junto a esta sociedad materialista, egoísta e hipócrita. Que sí, que quizás esté exagerando, pero es que echo de menos las grandes verdades de la vida, aquellas pequeñas cosas que le dan sentido a nuestra existencia. La amistad, la unión familiar, el romanticismo, la importancia de valerse por uno mismo, la exigencia y el trabajo duro que conlleva la lucha por nuestros sueños, las conversaciones -añado: cara a cara-, el respeto... En definitiva, los principios. Aquellos ideales que dejan poco a poco de inculcarnos, que desaparecen día a día dejando paso a las tecnologías, a los programas de cotilleos, al “hoy te pego un polvo y no te vuelvo a ver” o al tan escuchado “hoy me tiro a este”. Dejando paso a la mentira, la traición o los ya tan habituales “cuernos” y divorcios... ¿Pero qué os voy a contar? Podría pasarme el día poniendo ejemplos de acciones inexplicables que forman parte del S.XXI, pero aquí estamos... Haciendo como si nada, viviendo y ya está. Y da pena, mucha pena. Porque... dicen que “somos todo aquello en lo que creemos”, y hoy endía ya no se valora nada. Sí, esa es la palabra que podría definir todo lo que intento expresar... Ya no valoramos a las personas que nos acompañan pase lo que pase, ni si quiera encontramos tiempo para ellas... No valoramos la fuerza de un amor que puede con todo. No valoramos la confianza y lealtad familiar -lo que yo decía, no tenemos ni comidas un domingo a mediodía porque... ¿tenemos resaca?-. No valoramos los pequeños gestos de la vida, las verdades que lo dicen todo, ni los sentimientos. Sí, no valoramos los sentimientos de los demás, estamos demasiado ocupados en nosotros mismos. Pues lo que decía, una sociedad egoísta.


 Es mi opinión, mi punto de vista, aquello en lo que creo. Puede que no esteis de acuerdo conmigo, puede que incluso os parezca una inocente ilusa creyendo que las cosas pueden cambiar, que podemos recuperar aquello del pasado que hacía felices a las personas a pesar de las guerras, el hambre, el machismo y todo aquello que ya hemos estudiado todos. Porque realmente hago balanza, y observo que en apenas 50 años hemos conseguido mejorar en una gran cantidad de aspectos -inimaginables en aquella época- y me siento orgullosa... Aunque sigo haciendo balanza, y no sé bien si ha sido por esta rápida y fuerte transición, por influencias, o porque nos hemos acomodado... Pero, ¿Donde está todo aquello que define quien es uno? Recordad que la vida es todo aquello que dejas atrás... El amor que proporcionaste y recibiste, la ayuda que ofreciste, los sueños que perseguiste y las amistades que estuvieron allí en el largo e intenso camino.


 ¿Mi consejo? Marcaros prioridades. Buscad en vosotros mismos aquello que queréis y gritadlo. Pedidlo. Defendedlo pase lo que pase, venga lo que venga. Quereos a vosotros mismos, pero no olvidéis a los demás. Demostrad vuestros sentimientos, no los escondáis. Valorad los detalles, virtudes y defectos que nos diferencian unos de otros. Recordad que el secreto está en ser feliz con poco, con las pequeñas cosas. Cerra los ojos y sueña. Pasea por la playa, siente la brisa que acaricia tus parpados, piensa en todas las cosas buenas que te rodean, y aférrate a ese magnífico instante.

miércoles, 17 de abril de 2013

Haz ver que me olvidas, y me acabarás olvidando.

Cuando sepas de mí, tú disimula. No les cuentes que me conociste, ni que estuvimos juntos, no les expliques lo que yo fui para ti, ni lo que habríamos sido de no ser por los dos. Primero, porque jamás te creerían. Pensarán que exageras, que se te fue la mano con la medicación, que nada ni nadie pudo haber sido tan verdad ni tan cierto. Te tomarán por loco, se reirán de tu pena y te empujarán a seg...uir, que es la forma que tienen los demás de hacernos olvidar.

Cuando sepas de mí, tú calla y sonríe, jamás preguntes qué tal. Si me fue mal, ya se ocuparán de que te llegue. Y con todo lujo de detalles. Ya verás. Poco a poco, irán naufragando restos de mi historia contra la orilla de tu nueva vida, pedazos de recuerdos varados en la única playa del mundo sobre la que ya nunca más saldrá el sol. Y si me fue bien, tampoco tardarás mucho en enterarte, no te preocupes. Intentarán ensombrecer tu alegría echando mis supuestos éxitos como alcohol para tus heridas, y no dudarán en arrojártelo a quemarropa. Pero de nuevo te vendrá todo como a destiempo, inconexo y mal.

Qué sabrán ellos de tu alegría. Yo, que la he tenido entre mis manos y que la pude tutear como quien tutea a la felicidad, quizás. Pero ellos... nah.

A lo que iba.

Nadie puede imaginar lo que sentirás cuando sepas de mí. Nadie puede ni debe, hazme caso. Sentirás el dolor de esa ecuación que creímos resuelta, por ser incapaz de despejarla hasta el final. Sentirás el incordio de esa pregunta que jamás supo cerrar su signo de interrogación. Sentirás un qué hubiera pasado si. Y sobre todo, sentirás que algo entre nosotros continuó creciendo incluso cuando nos separamos. Un algo tan grande como el vacío que dejamos al volver a ser dos. Un algo tan pequeño como el espacio que un sí le acaba siempre cediendo a un no.

Pero tú aguanta. Resiste. Hazte el favor. Háznoslo a los dos. Que no se te note. Que nadie descubra esos ojos tuyos subrayados con agua y sal.

Eso sí, cuando sepas de mí, intenta no dar portazo a mis recuerdos. Piensa que llevarán días, meses o puede que incluso años vagando y mendigando por ahí, abrazándose a cualquier excusa para poder pronunciarse, a la espera de que alguien los acogiese, los escuchase y les diese calor. Son aquellos recuerdos que fabricamos juntos, con las mismas manos con las que construimos un futuro que jamás fue, son esas anécdotas estúpidas que sólo nos hacen gracia a ti y a mí, escritas en un idioma que ya nadie practica, otra lengua muerta a manos de un paladar exquisito.

Dales cobijo. Préstales algo, cualquier cosa, aunque sólo sea tu atención.

Porque si algún día sabes de mí, eso significará muchas cosas. La primera, que por mucho que lo intenté, no me pude ir tan lejos de ti como yo quería. La segunda, que por mucho que lo deseaste, tú tampoco pudiste quedarte tan cerca de donde alguna vez fuimos felices. Sí, felices. La tercera, que tu mundo y el mío siguen con pronóstico estable dentro de la gravedad. Y la cuarta, -por hacer la lista finita-, que cualquier resta es en realidad una suma disfrazada de cero, una vuelta a cualquier sitio menos al lugar del que se partió.

Nada de todo esto debería turbar ni alterar tu existencia el día que sepas de mí. Nada de todo esto debería dejarte mal. Piensa que tú y yo pudimos con todo. Piensa que todo se pudo y todo se tuvo, hasta el final.

A partir de ahora, tú tranquilo, que yo estaré bien. Me conformo con que algún día sepas de mí, me conformo con que alguien vuelva a morderte de alegría, me basta con saber que algún día mi nombre volverá a rozar tus oídos y a entornar tus labios. Esos que ahora abres ante cualquiera que cuente cosas sobre mí.

Por eso, cuando sepas de mí, no seas tonta y disimula.

Haz ver que me olvidas.

Y me acabarás olvidando.

De verdad.


Risto Mejide.

lunes, 15 de abril de 2013

En tu sonrisa encontré mi felicidad.

- ¿Sabes? Creo que tienes que saberlo...
- ¿El qué?
- Que me haces muy feliz. No sé como explicartelo... Creo que nunca había sentido esto. Estoy "out", en mi pequeño mundo donde solo existimos tu, yo, y nuestras ganas de comernos a besos a cada instante... Es como si estubiera enamorada...
- Yo tambien te quiero... Y soy feliz si tú lo eres, nunca había experimentado lo que siento cuando estoy contigo... Cuando me tocas...
 
Es una especie de presión no atmosférica que noche y día, segundo tras segundo, ronda por mi cabeza, es ese pensamiento del cual no me puedo librar. Es una brisa fresca en una tarde de verano, son las gotas reventando contra el asfalto, son farolas encendidas a media noche, es ese juego para niños pequeños, y a veces para no tan niños, ni tan pequeños. Es una idea, una alucinación, una solución o un problema. Puede serlo todo y no tiene porque ser nada, puede ser cosa de un día, puede ser para siempre, puede ser y no tiene porque ser. Autoritario, libre, fugaz, espontaneo, duradero e imposible. Corto, tonto, sin sentido, voátil, importante, perfecto o imperfecto, puede estar bien, o puede estar mal. Es amor, y es lo que es, es lo que hay.

jueves, 4 de abril de 2013

Si me vuelves a sonreír de esa manera, no me hago responsable de los besos que puedas causar.

Perdóname por tenerte abandonado, pero es que últimamente no sé qué ni cómo escribir. Podría decir que es falta de inspiración, o de tiempo, pero estaría mintiendo... Básicamente porque el motivo más válido se encuentra en mi querer y no poder, o en el "sé lo que siento y no sé si debería plasmarlo...".
 
Supongo que tengo miedo... Al fracaso, a la ausencia, al olvido... Miedo a todo lo que estoy sintiendo... Pero sobretodo, por encima de cualquier cosa, tengo miedo de que él lo descubra y vea como salta el corazón de mi pecho cada vez que me toca... Se asuste, y como consecuencia, se marche... Porque puede que huya... Buscando algo que desea, o dejando atrás algo que le da miedo desear... Pero sea por lo que sea, al fin y al cabo, cabe la posibilidad de que diga adiós... Y dolería. Sí, dolería.
 
Pero hoy escribo. Y lo hago diciendo que cada día te quiero un poquito más, que me has conquistado a base de mucha insistencia... Puede que sea un error... Pero es que últimamente estoy viviendo al día, disfrutando de cada momento, sonriendo por el recuerdo de ayer, riendo a carcajadas por el día de hoy. Dejándome llevar por sus besos, por sus caricias... Notando como la calidez que me transmite va deshaciendo poquito a poco el hielo que envuelve a mi corazón...

Y ahora solo quiero que venga, me coja de la mano como siempre hace, me mire a los ojos -sus miradas siempre le delatan- y me diga que funcionará... Que no importa lo demás, porque somos él y yo... Porque vale la pena. Porque crees que debemos olvidar todos los motivos por los que no funcionará, y pensar en el único por el que sí lo hará... Solo te pido que vengas, y me digas que tu también, que tu también estás sintiendo lo mismo... Que no importa el mañana, ni si quiera las próximas dos horas, porque es nuestro momento, y llevamos demasiado tiempo esperándolo. Deseándolo. Tú solo ven, y pídeme un beso.

martes, 19 de marzo de 2013

Vive y deja vivir, roza la locura en cada beso y ama como nunca te han amado.

"A ti este hombre te gusta". Todo empezó con aquella frase... Fueron las palabras que propiciaron miles de preguntas sin respuesta y las continuas batallas entre mi conciencia y mis sentimientos. ¿Cómo fue capaz de descubrir lo que yo misma me negaba a reconocer? ¿En qué preciso momento mis palabras, mis gestos, o mis miradas, me delataron?
 
Desde entonces no dejo de buscar sentido a todo lo que está pasando... ¿Estoy enamorada?, y si es así, ¿Por qué? ¿En qué momento ocurrió? ¿Cómo no me he dado cuenta?... Lo que yo decía, preguntas sin respuestas. Querer y no poder, poder y no querer. Desearlo y evitarlo. Miedo. Mucho miedo. ¿Y si él no siente lo mismo? ¿Y si lo siente... Cómo sabemos que saldrá bien? ¿Qué pasará si empezamos, y acabamos? ¿Dónde quedará todo aquello que nos une? ¿Merece la pena intentarlo?
 
Y es en ese momento, una tarde cualquiera de invierno, cuando de repente entiendes que debes dejarte llevar. Y aunque seguidamente te atormenta la idea de no saber qué ni cómo pasará, y el "dejarte llevar" aplasta de una patada todo aquello que pretendías -tener tus sentimientos bajo control-... Entiendes que es la única opción. Porque no puedes pasarte la vida programando cada momento, ni soñando con un futuro que puede que no exista, y tampoco puedes huir de la propia realidad... Y la cruda realidad es que empiezas a sentir algo. Algo importante. Y no debo esconderselo al mundo, ni mucho menos a mi misma. No debo tener miedo de perderlo. Todo pasa por algo, ¿No? Quizás sea él el hombre vida, o quizás no, pero... ¿Porque no intentarlo? ¿Quién sabe qué nos depara la vida?
 
Ahora solo tengo claro que no quiero cerrarme al amor. No estoy dispuesta a perdermelo. Al fin y al cabo, aunque a algunos les parezca ridículo, el amor siempre ha sido y seguirá siendo el sentido de mi vida. Así que sí, me quedaré con el "que pase lo que tenga que pasar" que tantas veces me ha repetido aquella amiga preocupada y viviré el momento. Me ceñiré al ahora. Diré adiós a los "para siempre", a los "no quiero enamorarme", a los "nunca pasará" y, sobretodo, por encima de cualquier cosa, me despediré del miedo al fracaso.
 
Por cierto... Hola sonrisas, os echaba de menos.

miércoles, 13 de marzo de 2013

Un padre y una hija.


“Fue algo instantáneo. Pusiste tus diminutos ojos en mi y supe que mi vida había cambiado para siempre”. En ese momento, hace 18 años, empezó nuestro amor. Un amor incondicional, fuerte e indestructible. El amor entre un padre y una hija. Y desde entonces no ha pasado ni un solo minuto en que no nos lo demostráramos. No ha habido un solo día en que no estuviéramos allí, el uno para el otro, confiando, apoyando, haciéndonos sentir un poco menos solo en este mundo loco.

Eres la persona que lo deja todo por escucharme y consolarme cuando me encuentro cara a cara con la pared. La persona que se desvive por hacerme sonreír cuando tengo un mal día -incluso cuando se tratan de “malas semanas”-. Eres quien comparte su fortaleza cuando mi dolor no me permite encontrar una salida, o quien se desvive para que yo sea un poco más feliz. Eres quien me aconseja que luche por mis sueños, y no importa que algún día me canse, porque el viene y me recuerda que yo valgo demasiado como para rendirme. Eres quien me da el mejor consejo cuando se trata de decidir si acabar o seguir un poco más: “Nunca te arrepentirás de algo que hayas hecho con el corazón”. Eres la persona que conoce mis logros, mis alegrías, mis estupideces y mis miedos, y que con todo, sigue queriéndome. Eres mi persona, y podría encontrar tantos porqués... Y a pesar de todo ello, no me crees cuando digo que no podría vivir en un mundo donde tu no existieras... Porque eres mi mitad, y como tal me miras a los ojos y sabes lo que siento, pues conoces cada unos de mis pensamientos. Y no importa cuantos años pasen, ni a cuanta realidad cruda nos enfrentemos, porque yo seguiré siendo aquella pequeña niña ilusa de las dos coletitas, la que solo quería ir a caballito de su papi, porque siempre has sido mi pilar, mi norte, la persona que me quiere aún cuando ni yo misma me soporto.

Y hoy cumples 51 años, 51 años que comprenden una vida de ilusiones, pequeñas alegrías, sueños cumplidos y sueños sin cumplir. Una vida que te ha puesto en situaciones adversas, tristes e incluso injustas, momentos que te han hecho la persona más desgraciada del planeta, y a pesar de ello, siempre has seguido adelante, sacando fuerzas de donde ya no te quedaban. Y lo más increíble e impactante, es que sin ni si quiera saber cómo, a pesar de todo, has conseguido conservar la pureza de tu corazón. Y al fin y al cabo, es precisamente eso lo que te hace ser la persona especial que eres para mi, para todos. Porque eres una buena persona papá, porque te desvives incondicionalmente por todos y por todo... Y ese es el motivo por el que siempre serás mi ejemplo a seguir, por lo que me acepto tal como soy y por lo que -ya hace tiempo- comprendí la lección más importante de todas, pues no hay cosa más triste en la vida que el talento mal gastado.

Sé que no tienes muchas ganas de celebrar nada, puesto que sientes que ahora mismo no hay nada que celebrar... Porque esta vida injusta te ha quitado sin ni si quiera pedir permiso a personas que eran imprescindibles, y con ellas, un pedazo de ti... Pero te quiero, y necesito que hoy sonrías, por mi, por tus hijos, y por las pequeñas cosas que aún hoy pueden despertar a la felicidad.

Así que con el deseo de pasar 50 años más a tu lado, te digo que te quiero. Y te lo digo con toda la sinceridad que soy capaz de ofrecer. Por estar, por no fallar, por ser cada día mejor, por ver siempre lo mejor de las personas, por ser optimista, por luchar, y por todo lo que te hace ser tan especial, te quiero papá. Feliz Cumpleaños.


martes, 12 de marzo de 2013

Cada vez más tú, cada vez más yo, y sin rastro de nosotros.

- ¿Qué haces aquí?
- He venido a decirte que...
- Me voy.
- Espera, no te vayas, sé que te hice daño pero intenta entenderme...
- ¿Entender? ¿Entender que? ¿Quieres que hablemos? Pues bién, hablemos. Hablemos de las largas noches que he esperado a que volvieras arrepentido, o de lo patética que me sentía cada vez que marcaba tu número de teléfono aunque solo fuera por escuchar tu voz. Hablemos de como me traicionaron mis lágrimas en cualquier lugar o en cualquier momento porque mis cabeza no dejaba de atormentarme con un nosotros que ya no existía. Hablemos de ti, de tu indiferencia, de tu olvido.
- Yo no te he olvidado. Por eso estoy aquí.
- ¿Aquí? ¿Y que pretendes?
-  Quiero pedirte perdón... Sé que ha pasado demasiado tiempo pero he venido con la esperanza de que pudiéramos arreglar lo nuestro...
- Lo siento, pero ya no hay nada que arreglar... Se rompió. Lo destruiste.
- Pero... Yo te quiero...
- Lo sé, siempre lo supe, pero podrías haberme querido mejor... Ahora ya es demasiado tarde para pedir perdón. Demasiado tarde.
 
Ha pasado un mes, y cada palabra de aquella conversación me acecha a cada instante. Porque sigo recordandonos. Me rendí, no quise seguir luchando por nosotros. Y desde entonces he intentado convencerme de que abandonarlo fué la mejor decisión. Aunque resulte doloroso. Porque.. Si uno no dejase nunca nada ni a nadie, no tendría espacio para lo nuevo -y yo sin duda necesitaba algo diferente, necesitaba crecer y evolucionar sin él-.
Y ahora me doy cuenta de que evolucionar constituye una infidelidad... A los demás, al pasado, a las antiguas opiniones de uno mismo... Tal vez cada día debería contener al menos una infidelidad esencial o una traición necesaria. Se trataría de un acto optimista, esperanzador, que garantizaría la fe en el futuro... Una afirmación de que las cosas pueden ser no solo diferentes, sino mejores.

sábado, 9 de marzo de 2013

Algunos finales son felices, otros son necesarios.

- Esta mañana me he despertado y ya no estabas...
- Tenía cosas que hacer.
- No me mientas, llevo tiempo notándote distante...
- No te preocupes, simplemente tengo otras cosas en la cabeza. Se me pasará.
 
Pero no se nos pasa. Porque somos incapaces de hablar, y eso, al fin y al cabo, no hace sino aumentar nuestro dolor. El verdadero problema es que creemos no tener la fuerza -ni el valor- como para admitir nuestros fracasos, ni si quiera un fracaso concreto. Y no importa de qué tipo sea, ni a quien afecte, porque siempre optamos por el camino fácil, lo ocultamos.
Y por miedo a equivocarte, por proteger a alguien, o bien por cobardía, no afrontamos el problema, no luchamos por resolverlo, ni si quiera lo analizamos. Porque nos asustan las consecuencias. Y entonces nos “protegemos” de nosotros mismos rodeándonos de gente, escuchando sus historias, comprando de forma compulsiva objetos inútiles, o engañando a quien nos quiere con un “no te preocupes, simplemente tengo otras cosas en la cabeza, se me pasará”. Pero zas. Se ha dado cuenta. Y si lo nota, al fin y al cabo, es precisamente porque el problema sigue allí, callado, impasible, pero sigue existiendo. Y entonces comprendes que el no hablar, el cargar con todo el peso del mundo sobre tus hombros haciendo como si nada, no hace más que impedirte progresar. Porque este caos, este ruido existencial, esta forma de cerrar los ojos, los oídos y la mente no es más que un “intento de fuga”. Y ya empiezas a estar cansada de huir, pues es difícil seguir así eternamente... Tarde o temprano, te derrumbarás, y cuando eso ocurra, cuando suceda, bastará una chispa...

viernes, 8 de marzo de 2013

El día Internacional de la Mujer.


Hoy el el día Internacional de la Mujer. Conmemora la lucha de la mujer por su participación, en pie de igualdad con el hombre, en la sociedad y en su desarrollo íntegro como persona.

Hoy celebramos la igualdad de género al acceso a la educación, nuestra entrada al ámbito laboral, o el tener la capacidad de decidir qué y qué no hacer con nuestra vida (no hace tanto no podíamos abrir una cuenta corriente, viajar al extranjero o sacarnos el carnet de coche sin permiso de un hombre -sí, por ridículo que ahora nos parezca era así-). Celebramos el sufragio universal, la igualdad entre hombres y mujeres ante la ley, o bien nuestros derechos reproductivos. Celebramos que la mujer del S.XXI tiene ante sí más posibilidades que nunca, pues decidimos nuestra profesión, si viviremos o no en pareja, si tendremos hijos.. Podríamos decir que incluso nos divertimos más. Y todo ello, se lo debemos al feminismo, al conjunto de ideologías y movimientos políticos, culturales y económicos que defendieron la igualdad. Aquella igualdad que durante demasiados años fue inexistente.

El problema llega cuando una se plantea la situación, investiga, y se encuentra con la violencia doméstica, con la diferencia de sueldos entre géneros en la realización del mismo trabajo, o con la situación en casa. Porque, seamos sinceras, aún habiendo conseguido todo lo antes comentado, aún nos queda un largo camino. Es tan simple como observar que sí, que trabajamos, pero lo hacemos fuera y en casa, porque debemos ser buenas profesionales, pero también buenas madres, y por supuesto, buenas esposas. Y entonces nos encontramos con un sobre esfuerzo que agota, y ahora ves y díselo a tu marido, que solo falta que te conteste con un “¿No querías igualdad? Como para darle una bofetada. Como para dejarlo limpiando en casa y cuidando de los niños, que yo me voy a tomar cañas con los colegas. Que sí, que lo sé, que más de una se habrá sentido identificada. Pero no hacemos nada. Lo dejamos pasar. Nos consuela pensar que hay mujeres que están peor, ¿No? Pues bien, hablemos de ellas, de las que sufren malos tratos. Hablemos de la violencia doméstica. Pongamos en manifiesto que a día 8 de marzo, 43 mujeres ya han sido víctimas a manos de sus parejas en el 2013. Pero no se puede hacer nada, ¿No? En fin... Igualdad.

Y no hablemos de la igualdad de género mundialmente, porque ya hay que ponerse serios. Habréis observado que al comentar la situación de la mujer del S.XXI me he basado en España -Es cierto que su situación política y económica es bastante patética, pero sí se puede utilizar como ejemplo de país “avanzado” en el ámbito cultural, democrático y de igualdad-. Pues bien, abramos los ojos y observemos como viven las mujeres que luchan cada día por sobrevivir en su país, y aunque el término “sobrevivir” pueda sonar algo exagerado, plantéense ustedes su día a día cuando se ven obligadas a limpiar la casa, cocinar, cuidar de los niños -imaginarán que no hablamos de uno o dos hijos, puesto que los números de natalidad se podrían considerar incluso exagerados-, buscar agua potable -implica recorrer cientos de kilómetros con sus hijos para encontrar agua que no siempre es potable-, el trabajo en la agricultura, el comercio de los productos obtenidos... Y a pesar del esfuerzo a las que se ven sometidas, los hombres siguen creyendo que son más fuertes y valiosos, hecho que se podría ver reflejado, entre otros ejemplos, en la explotación sexual de la mujer.

Podría pasarme el día plasmando situaciones de desigualdad, pero eso ya lo sabéis. De una forma u otra todos somos conscientes de ello, ¿No? Pero debemos celebrar el día Internacional de la Mujer. Debemos quedarnos con lo ya conseguido. Debemos seguir viviendo, bien o mal, pero seguir viviendo. Porque... “El problema de la mujer siempre ha sido un problema de hombres” como dijo Simone de Beauvoir.





miércoles, 6 de marzo de 2013

Ya no persigo sueños rotos.


Me encuentro en un punto final, aunque supongo que también se podría considerar un punto y comienzo. La cuestión es que es el final de una etapa -o el principio de otra-, y aunque últimamente me pudiste caracterizar por mi orgullo, hoy tengo la necesidad de contarte el motivo -más bien motivos- por los cuales me encerré durante tanto tiempo en mi mundo donde yo era tu princesa y tus errores, mínimas equivocaciones de un hombre que está aprendiendo poco a poco a quererme mejor. La cuestión es que deseo que entiendas porque aquella tarde gris me despedí con un "Te amaba lo suficiente como para haber pasado toda mi vida a tu lado si no me hubieras dejado al margen".

Pues bien, empezaré -aunque debo reconocer que ahora mismo no sé ni por donde comenzar- por decirte la paz que sentía cuando tus ojos se ponían en los mios en busca de alguna sonrisa... Te contaré lo protegida que me sentía cuando me abrazabas todas las noches antes de conciliar el sueño, o la seguridad que surgía de alguna remota parte de mi cuerpo cuando me suspirabas al oido un "Tú eres la única".. Te diré como conseguías que temblaran cada una de mis extremidades cada vez que hacíamos el amor, o como cobraba vida cada poro de mi piel cuando me besabas... Intentaré expresarte porqué me sentía la persona más feliz del puñetero mundo cada vez que soñábamos juntos con un futuro, con nuestro futuro.. Te haré entender como me enamoraban tus virtudes, pero sobretodo tus defectos, porque eran solo tuyos, te hacían único, y tú eras mío, mío cada mañana -por lo que siempre tenía un motivo para levantarme de la cama con una sonrisa- mío cada tarde -por lo que tantas veces desee que pasarán las horas para poder abrazarte y decirte "Hoy te he echado de menos"- mío cada noche -por las cuales aquella niña ilusionada se vestía y se desvestía unas veinte veces para estar perfecta aunque fueran dos minutos, puesto que al verte aquella insignificante ropa (que no hacía más que separar tu cuerpo del mio) acababa en el suelo a golpe de pasión-. La cuestión es que eras mio, eras mi ilusión, mis sueños, mis ganas, mi esperanza... ¿Que digo? ERAS TODO. Y tenías que ser para siempre, deseaba que fuera así...

Y ahora, sentada e intentando desprenderme de todo aquello que me daba vida... Empiezo a entender que todo ello, cada una de las respuestas de mi pequeñito cuerpo, cada uno de los sentimientos que me hiciste experimentar, fueron únicos e irrepetibles, pues fuiste el primero, la persona que lo consiguió por primera vez... Mi primer amor... Y es por eso por lo que ahora soy capaz de entender qué puñetas significaba la tan típica frase "el primer amor nunca se olvida" que tantas veces me replicaban aquellos adultos que veían en mis ojos la fuerza de nuestro amor. Fuiste él, el hombre con el que aprendí a soñar, con el que experimenté la necesidad de que el día tubiera más que unas miseras 24 horas, fuiste tú quien me enseñó a olvidar al resto del mundo porqué estábamos tu y yo y no necesitábamos más que eso, contigo aprendí a vivir de amor...

Pero, en contra de mis deseos, con el paso de los años también empecé a entender lo que suponía sentirse el ser más patético e insignificante de la humanidad, conocí el mayor dolor -el que se haya enamorado alguna vez estará de acuerdo conmigo cuando digo que el sufrimiento por amor es el más intenso-, y también conocí la mayor humillación al ver que no eras "tan mío"... Así que a golpe de desilusiones y decepciones, también me enseñaste a ser fuerte y orgullosa, aprendí -con mucho esfuerzo (aunque suene algo idiota)- a quererme un poco más a mi que a ti. Aprendí a dejar de lado nuestro futuro y empecé a marcarme el mio propio, un futuro sin ti, puesto que al final, nunca seremos DOS. Así que con el tiempo aprendí a valorarme, a reconocerme a mi misma que merecía algo más que tus patéticos aunque sinceros "lo siento"... Y después de años encerrándome en mi burbuja en la que me negaba a decirte "adiós", me encontré en aquel café sacando fuerzas de donde ya no me quedaban despidiéndome de ti... Diciéndote que me iba para no volver, reconociéndome a mi misma que ya no habría un "hasta luego"... Porque se había acabado, porque debía desprenderme de tus besos, de tus te quiero, de tus "estás fea cuando lloras", de todo lo que tu eras y significabas para mi... Y dolió. Sigue doliendo. Y probablemente dolerá mucho tiempo, pero, hice lo correcto ¿No? Y aunque ese pensamiento ahora mismo no sea capaz de consolarme, y aunque nos recuerde siempre, aunque te quise -mierda, te quiero-, aunque no sienta más que miedo al ver que empiezo una nueva etapa sin ti, aquel día me cansé de perseguir sueños rotos...

Así que solo me queda decirte que sigas adelante, que vuelvas a enamorarte, que deseo que seas feliz, pero si aún me quieres un poco... Házme un favor, y no olvides nunca lo feliz que me hiciste y lo mucho que te quise, con lo bueno, y con lo malo, siempre te quise.


viernes, 1 de marzo de 2013

Todos tenemos una fuerza interior que nos ayuda en los peores momentos.


Caí y me levanté. Volví a tropezar, y volví a seguir adelante. Pero resulta que es la historia que nunca acaba, y cansa. Básicamente porque ya llega a ser demasiado repetitivo, diría que incluso aburrido. Pero aquí estamos, me he vuelto a encontrar cara a cara con la pared, y como es de suponer, me he llevado una ostia de esas que saben a derrota. Pero ya sabéis, el haberlo vivido tantas veces antes te enseña a verlo desde otra perspectiva, aunque, ¿por que no? Sigue siendo una putada. Otra ostia. Otra piedra. ¿Y que? ¿Ahora qué? Pues nada, como siempre, sigues sin tener otra opción que sacar fuerzas de donde ya no te quedan y volver a superarlo.
Resumiendo, próxima parada: Pegote de rimel, un poco de tapa lágrimas y a empezar un nuevo camino, y añado, recuerda llevar unos bonitos tacones que suenen a esperanza a cada paso que des..