miércoles, 6 de marzo de 2013

Ya no persigo sueños rotos.


Me encuentro en un punto final, aunque supongo que también se podría considerar un punto y comienzo. La cuestión es que es el final de una etapa -o el principio de otra-, y aunque últimamente me pudiste caracterizar por mi orgullo, hoy tengo la necesidad de contarte el motivo -más bien motivos- por los cuales me encerré durante tanto tiempo en mi mundo donde yo era tu princesa y tus errores, mínimas equivocaciones de un hombre que está aprendiendo poco a poco a quererme mejor. La cuestión es que deseo que entiendas porque aquella tarde gris me despedí con un "Te amaba lo suficiente como para haber pasado toda mi vida a tu lado si no me hubieras dejado al margen".

Pues bien, empezaré -aunque debo reconocer que ahora mismo no sé ni por donde comenzar- por decirte la paz que sentía cuando tus ojos se ponían en los mios en busca de alguna sonrisa... Te contaré lo protegida que me sentía cuando me abrazabas todas las noches antes de conciliar el sueño, o la seguridad que surgía de alguna remota parte de mi cuerpo cuando me suspirabas al oido un "Tú eres la única".. Te diré como conseguías que temblaran cada una de mis extremidades cada vez que hacíamos el amor, o como cobraba vida cada poro de mi piel cuando me besabas... Intentaré expresarte porqué me sentía la persona más feliz del puñetero mundo cada vez que soñábamos juntos con un futuro, con nuestro futuro.. Te haré entender como me enamoraban tus virtudes, pero sobretodo tus defectos, porque eran solo tuyos, te hacían único, y tú eras mío, mío cada mañana -por lo que siempre tenía un motivo para levantarme de la cama con una sonrisa- mío cada tarde -por lo que tantas veces desee que pasarán las horas para poder abrazarte y decirte "Hoy te he echado de menos"- mío cada noche -por las cuales aquella niña ilusionada se vestía y se desvestía unas veinte veces para estar perfecta aunque fueran dos minutos, puesto que al verte aquella insignificante ropa (que no hacía más que separar tu cuerpo del mio) acababa en el suelo a golpe de pasión-. La cuestión es que eras mio, eras mi ilusión, mis sueños, mis ganas, mi esperanza... ¿Que digo? ERAS TODO. Y tenías que ser para siempre, deseaba que fuera así...

Y ahora, sentada e intentando desprenderme de todo aquello que me daba vida... Empiezo a entender que todo ello, cada una de las respuestas de mi pequeñito cuerpo, cada uno de los sentimientos que me hiciste experimentar, fueron únicos e irrepetibles, pues fuiste el primero, la persona que lo consiguió por primera vez... Mi primer amor... Y es por eso por lo que ahora soy capaz de entender qué puñetas significaba la tan típica frase "el primer amor nunca se olvida" que tantas veces me replicaban aquellos adultos que veían en mis ojos la fuerza de nuestro amor. Fuiste él, el hombre con el que aprendí a soñar, con el que experimenté la necesidad de que el día tubiera más que unas miseras 24 horas, fuiste tú quien me enseñó a olvidar al resto del mundo porqué estábamos tu y yo y no necesitábamos más que eso, contigo aprendí a vivir de amor...

Pero, en contra de mis deseos, con el paso de los años también empecé a entender lo que suponía sentirse el ser más patético e insignificante de la humanidad, conocí el mayor dolor -el que se haya enamorado alguna vez estará de acuerdo conmigo cuando digo que el sufrimiento por amor es el más intenso-, y también conocí la mayor humillación al ver que no eras "tan mío"... Así que a golpe de desilusiones y decepciones, también me enseñaste a ser fuerte y orgullosa, aprendí -con mucho esfuerzo (aunque suene algo idiota)- a quererme un poco más a mi que a ti. Aprendí a dejar de lado nuestro futuro y empecé a marcarme el mio propio, un futuro sin ti, puesto que al final, nunca seremos DOS. Así que con el tiempo aprendí a valorarme, a reconocerme a mi misma que merecía algo más que tus patéticos aunque sinceros "lo siento"... Y después de años encerrándome en mi burbuja en la que me negaba a decirte "adiós", me encontré en aquel café sacando fuerzas de donde ya no me quedaban despidiéndome de ti... Diciéndote que me iba para no volver, reconociéndome a mi misma que ya no habría un "hasta luego"... Porque se había acabado, porque debía desprenderme de tus besos, de tus te quiero, de tus "estás fea cuando lloras", de todo lo que tu eras y significabas para mi... Y dolió. Sigue doliendo. Y probablemente dolerá mucho tiempo, pero, hice lo correcto ¿No? Y aunque ese pensamiento ahora mismo no sea capaz de consolarme, y aunque nos recuerde siempre, aunque te quise -mierda, te quiero-, aunque no sienta más que miedo al ver que empiezo una nueva etapa sin ti, aquel día me cansé de perseguir sueños rotos...

Así que solo me queda decirte que sigas adelante, que vuelvas a enamorarte, que deseo que seas feliz, pero si aún me quieres un poco... Házme un favor, y no olvides nunca lo feliz que me hiciste y lo mucho que te quise, con lo bueno, y con lo malo, siempre te quise.


No hay comentarios:

Publicar un comentario