viernes, 1 de marzo de 2013

Todos tenemos una fuerza interior que nos ayuda en los peores momentos.


Caí y me levanté. Volví a tropezar, y volví a seguir adelante. Pero resulta que es la historia que nunca acaba, y cansa. Básicamente porque ya llega a ser demasiado repetitivo, diría que incluso aburrido. Pero aquí estamos, me he vuelto a encontrar cara a cara con la pared, y como es de suponer, me he llevado una ostia de esas que saben a derrota. Pero ya sabéis, el haberlo vivido tantas veces antes te enseña a verlo desde otra perspectiva, aunque, ¿por que no? Sigue siendo una putada. Otra ostia. Otra piedra. ¿Y que? ¿Ahora qué? Pues nada, como siempre, sigues sin tener otra opción que sacar fuerzas de donde ya no te quedan y volver a superarlo.
Resumiendo, próxima parada: Pegote de rimel, un poco de tapa lágrimas y a empezar un nuevo camino, y añado, recuerda llevar unos bonitos tacones que suenen a esperanza a cada paso que des..

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