Antes
abrir el champagne y brindar por el 2014 debemos pararnos y pensar en
el año que ha terminado. Y haciendo balanza, puedo decir que por
primera vez en mucho tiempo, cierro este pequeño capítulo muy
feliz.
Hace
365 días, aferrándome a las pequeñas esperanzas que me quedaban,
pedí un gran cambio. Y hoy, haciendo balanza, llego a la conclusión
de que mi objetivo se ha cumplido.
He
aprendido a vivir como si no hubiera un mañana, a sonreír tantas
veces como respiro, a amar como si nunca me antes me hubieran herido.
He aprendido que el problema no es el problema, sino la actitud con
la que te enfrentas a él, por lo que pase lo que pase: Admítelo,
acéptalo, súfrelo, supéralo, olvídalo, recuérdalo, y ríete.
He
aprendido que la vida es una sucesión de momentos, y depende de ti
cómo los vivas. He aprendido que hay tiempo para todo, el secreto
están en marcarte prioridades. Este año le he dicho adiós al
miedo, he abierto mi corazón a nuevas personas y a nuevas
experiencias -y me he llevado una grata sorpresa-. Una de ellas me
enseñó que tienes que dejar que la vida te sorprenda, que no debo
perder el tiempo analizando, pues cada emoción tiene algo especial.
He aprendido a quererme más a mi misma, a respetarme, a hacerme
valer, y ahora sé que soy capaz de cualquier cosa. Persigo mis
sueños, y no voy a rendirme, pues mis errores son siempre son mi
motivación, no mis excusas. Además, he descubierto que si tus
sueños son grandes, es precisamente porque tu capacidad para
lograrlos también lo es.
He
aprendido a ser positiva, una loca optimista.. Ahora valoro las
pequeñas cosas. He aprendido a compartir todo lo que me emociona, a
olvidar todo lo que me limita, a explotar lo que me enorgullece y a
superar lo que me aterra. He aprendido que la gente no siempre te
dice lo que siente por ti, pero siempre te lo demuestra. He aprendido
que hay que perdonar, pero no olvidar (si perdonas, cambias la
perspectiva, si olvidas, no aprendes la lección). He aprendido de
mis errores, pero nunca me arrepentiré de nada que hice con el
corazón -un gran consejo de mi padre, por cierto-. He descubierto
que cada persona es un mundo, todos tenemos una historia que dice qué
hemos superado, y quiénes somos por ello. Por tanto, no olvides
nunca de dónde vienes, pero ten alas y vuela alto. Tan alto como
puedas, nunca te conformes. Simplemente, marca la diferencia.
Quiero
desear un feliz año nuevo a todas aquellas personas que forman parte
de lo que soy hoy, a aquellas con las que llevo años construyendo
recuerdos, pero también a los que han aparecido estos últimos meses
mostrándome que en este mundo loco aún puedes aferrarte a personas
que valen la pena. Feliz año nuevo a todos los que aman la vida, y
su propósito es seguir disfrutándola, pero sobre todo, feliz año a
aquellos que han perdido a alguien, o no se encuentran a ellos
mismos... A éstos, decirles que siempre hay un pizca de esperanza,
creed que de un día para el otro todo la vida puede dar un vuelco de
380 grados, pues nunca sabes qué te depara el mañana.
A
todos... Salud, amistad y amor. FELIZ 2014.